Eran las 16.15 horas del domingo 24 de febrero. La Casa de Hermandad de la Hermandad de la Magdalena se abría para poder contemplar la imagen de María Santísima de la Amargura antes de su traslado a Santa María para realizar su Estación de Penitencia el próximo Domingo de Ramos.
Allí estaba ella, vestida de hebrea. ¡Qué guapa! Una indumentaria que se había reservado hasta este día, porque realmente, la ocasión lo merecía.
Todos mirábamos al cielo. Pequeñas gotitas que ni se notaban caían y se temía lo peor. Se temía que la Amargura no podría ir por las calles como a todos nos gusta.
Finalmente, y ante el arrecio de la lluvia, la imagen tuvo que ser llevada a Santa María en un vehículo. Pero igualmente valió la pena verla, ver sus ojos y su rostro, ver esa corona de espinas que duele en sus preciosas manos.
Fue colocada en el altar que la Hermandad de la Magdalena tiene en la Basílica de Santa María y así, por primera vez, poder estar junto al Santísimo Cristo de la Agonía y María Magdalena.
lunes, 17 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario